En diseño gráfico es bastante normal tener que trabajar con unas imágenes en versiones que luego deben se reemplazarán por versiones más adecuadas. Esto puede ser porque las primeras imágenes sean copias de baja resolución hasta que se decida comprar los originales (más grandes y de mayor resolución), o porque se estén retocando los originales y luego haya que sustituirlos, etc…

El problema viene al tener que hacer la sustitución: ¿Cúanto se amplió, cómo se desplazó, cómo se giró, dónde se situó…? Puede llevar un rato hacer esa operación y puede que no acabemos de estar seguros. Si es un cartel o un trabajo con un par de imágenes, podemos permitirnos la tardanza (aunque no los errores). Pero si se trata de un catálogo, una revista o un libro ilustrado, es necesario encontrar un método sencillo, rápido y, sobre todo, preciso y fiable.